Joven dominicana encuentra una esperanza para su futuro y el de su bebé
Lucy tenía 17 años cuando supo que estaba embarazada, había terminado la secundaria y no esperaba que los malestares que sentía en ese momento se debieran a un embarazo. Aunque fue inesperado, se emocionó con la noticia y desde entonces, su hijo se convirtió en su centro, y ella en una madre guerrera.
Las situaciones por las que ha vivido le han llevado a pensar tristemente que su vida es diferente:
“Mi vida no es como la de todo el mundo, he pasado por muchas cosas con mi bebé y personalmente”, expresa Lucy.
Cuando nació su hijo pasaba mucho tiempo en el hospital, y la relación con su esposo, quien es 14 años mayor que ella, empeoró. No quería que ella estudiara y le decía que no lograría nada como profesional.
Lucy vio una oportunidad cuando del Proyecto de la USAID Alerta Joven tocaron su puerta en el sector Los Guandules, un barrio vulnerable e inseguro del Distrito Nacional, donde sus residentes viven constantemente en una ola de delincuencia. “Hay mucha violencia en el lugar donde vivo, hay un lado tranquilo, pero hay otro muy caliente”, dice Lucy.
Su deseo de aprender y superarse le ayudó a decidirse sin miedo a hacer los cursos de cajera bancaria y emprendimiento que ofrece el proyecto. Su meta es conseguir un empleo, independizarse y darle una mejor vida a su hijo.
Lucy forma parte del 22% de las adolescentes dominicanas entre 15 y 19 años de edad que ha estado embarazada, ocupando la República Dominicana el quinto lugar en embarazos de niñas y jóvenes en los países de América Latina y el Caribe, de acuerdo a UNICEF y a la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples. (ENHOGAR, 2009).
El proyecto de la USAID Alerta Joven desarrolla un programa específico para adolescentes embarazadas y madres jóvenes entre 11 y 24 años de edad de sectores vulnerables, con el fin de que estas jóvenes puedan empoderarse y aprendan un oficio a través de cursos técnicos vocacionales, mientras les cuidan sus bebes en estancias infantiles, se les brinda el transporte y otros beneficios.
“Cuando llegue aquí, me sentí muy emocionada porque tratan a mi niño muy bien y me siento cómoda, como si estuviese en mi casa.”
Asiste a clases tres veces por semana, y espera conseguir un trabajo como cajera para pagar sus estudios y mudarse con su bebé. Su mayor deseo es que su hijo “sea un hombre respetuoso, amable, que estudie, que tenga un buen futuro y una buena profesión.”
Aunque Lucy tenía muchos sueños olvidados, la esperanza de un futuro distinto le ha recordado que quiere ser contable. Ahora, sus metas han cambiado y su primer empleo será la oportunidad para iniciar sus estudios en la universidad y darle un mejor futuro a su hijo.